Seguramente has escuchado estas dos palabras muchas veces, pero ¿sabes realmente qué significan y cómo afectan a tu seguro de hogar? Aunque parezcan lo mismo, el robo y el hurto son dos conceptos distintos que tienen implicaciones diferentes a la hora de reclamar una indemnización por la pérdida o daño de tus bienes.
La principal diferencia entre el robo y el hurto es que el robo implica el uso de fuerza o violencia sobre las cosas o las personas, mientras que el hurto no. Por ejemplo, si un ladrón entra en tu casa forzando la cerradura o rompiendo una ventana, se trata de un robo. Pero si lo hace aprovechando que has dejado la puerta abierta o una ventana sin cerrar, se trata de un hurto.
¿Por qué es importante esta diferencia? Porque no todos los seguros de hogar cubren lo mismo. El robo es una cobertura habitual en este tipo de pólizas, pero no ocurre lo mismo con el hurto. Algunas compañías lo incluyen como una garantía opcional o con un límite inferior al del robo. Otras directamente no lo contemplan.
Esto significa que si sufres un hurto en tu vivienda y tu seguro no lo cubre, no podrás reclamar nada por los objetos sustraídos ni por los daños causados. Por eso es importante que revises bien las condiciones de tu póliza y que compares las distintas opciones del mercado antes de contratarla.
¿Qué tienes que tener en cuenta al contratar un seguro de hogar?
Además de la diferencia entre robo y hurto, hay otros aspectos que debes tener en cuenta a la hora de elegir un seguro de hogar que te proteja adecuadamente. Por ejemplo:
– El valor del continente y del contenido: el continente se refiere a la estructura de la vivienda (paredes, techos, suelos, instalaciones…) y el contenido a los bienes que hay dentro (muebles, electrodomésticos, ropa, joyas…). Es importante que declares correctamente el valor de ambos para evitar infraseguros (cuando el valor asegurado es inferior al real) o sobreseguros (cuando es superior al real).
– El capital asegurado: es la cantidad máxima que la compañía te pagará en caso de siniestro. Puede ser global (un solo importe para todo) o específico (un importe para cada tipo de bien o riesgo). Lo ideal es que se ajuste lo más posible al valor real de tus bienes y que se actualice periódicamente.
– Las franquicias: son las cantidades que tú debes asumir en caso de siniestro. A mayor franquicia, menor prima, pero también menor indemnización. Debes valorar si te compensa pagar menos al contratar el seguro o recibir más en caso de necesitarlo.
– Las exclusiones: son las situaciones o circunstancias que no están cubiertas por el seguro. Es fundamental que las conozcas para evitar sorpresas desagradables. Algunas exclusiones habituales son los daños causados por guerras, terremotos, inundaciones, actos vandálicos o negligencias del asegurado.
Como ves, contratar un seguro de hogar no es algo que debas hacer a la ligera. Se trata de una decisión importante que puede marcar la diferencia entre estar tranquilo o tener problemas en caso de sufrir un robo o un hurto. Por eso te recomiendo que compares las distintas ofertas del mercado y que elijas la que mejor se adapte a tus necesidades y a tu presupuesto.